Tu ser resplandeciente y bello se yergue por encima de la cordillera de montañas sagradas, arropadas por la belleza de las estrellas doradas y plateadas que, con sus destellos luminosos, te acarician el alma y besan tus sueños.
La divinidad hace que todo parezca tan vaporoso y etéreo que es como si cada rayo de luz bendijera todo lo que toca con el milagro del amor. La unidad se enraiza en la perfección del ser y tú te elevas, confiada y serena, junto a tus ángeles y tus hadas, bajo la atenta mirada silenciosa, esquiva y discreto del mundo élfico. Impulsas con tu bondad el camino de evolución de otros seres de luz que reciben, algunos sin saberlo, tus ondas transformadoras de la energía en alegría y quietud. Llevas a cabo tu misión creadora totalmente consciente de cada paso que das con la compañía de tu gran familia de luz, que alienta cada momento contigo y sonríe con el cariño de un amor sin condiciones ni límites cuyo fin es el crecimiento del alma.
La ligereza y la libertad se mueven por cada uno de tus poros y por cada capa de tu piel fresca y suave, mientras oteas el horizonte preguntándote qué sucede más allá de tu dimensión. Con el compromiso de regresar fortalecida y más completa, te despides y te aventuras en un proyecto que te enseñará a perdonar, soltar y transcender para representar mejor lo que estás predestinada a ser entre los tuyos. Te vas a otro reino a aprender, el reino de la dualidad, de la tristeza, del sufrimiento y del dolor, ese reino con polaridades, matices y extremos que vas a balancear y equilibrar emocionalmente gracias a la fuerza de tu ser y a la respiración que todavía te une a los tuyos, aquellos que te aman y que ahora desean que recuerdes para ser en toda tu grandeza e irte encaminando hacia el camino de regreso.
No temas pues lo peor pasó, sigue calmándote y caminando sin rumbo fijo, sin metas ni objetivos, con desapego y desprendiemiento pues entonces confieres a los que te esperan de la fuerza energética necesaria para manejar los hilos que te llevan a tu elevada misión. Tu poder se irá instaurando en tu ser para ser usado en el instante preciso.
No culpes a los que te martirizaron, da las gracias por haber escapado de ese círculo y de tener el valor de decirles adiós. Lo hiciste con cierto rencor que ahora vas disolviendo, comprendiendo las razones que les empujaron a actuar así y despidiéndoles con amor.
Invoca la prosperidad que te pertenece legítimamente y el Universo te la brindará, como hija de la luna, de la tierra, del agua y de las estrellas. Ábrete a lo inesperado, a lo aparente casual, a lo trascendente, a lo verdaderamente bello e importante, a la amplitud de posibilidades, a lo infinito de quien te creó. No dudes de ti ni te sientas mal, si escuchas y actúas con el corazón. Aquellos que te hicieron o te hacen sentir mal ya no tienen fuerza pues su vibración se acorta mientras la tuya se amplía hasta tocar el reino de luz rosada y azulada que te pertenece. Cuando escuches lo que no te gusta, sonríe como le sonrerías a un duende travieso y burlón que aún le queda mucho por conocer y que se cree el rey del bosque, siendo un bendito bobo.
Envía energía de felicidad y calma a los que quieres y a los que no quieres. Pronto recibirás más instrucciones a este respecto. La paz debe rodear a todo el mundo, siendo cada uno libre de tomarla en su seno o no. Créenos, la paz te conducirá al reino y a tu cetro: ese cetro de energía que te está predestinado y que sabrás manejar con la sabiduría que ha ido acumulando tu alma a lo largo de tu larga y rica existencia.
Hay tanta riqueza en tu corazón que nos estremeces....
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