Querida Eva:
De niña soías sentirte libre en contacto con la naturaleza, con el olor a tierra mojada, sintiendo el suave tacto de la hierba en el campo, su frescura, chapoteando en los charcos de agua, contemplando las aves y las puestas de sol.
Correr en la pradera te hacía sentir una con ella y te elevaba hacia los ángeles del cielo. Cuando por la noche contemplabas las estrellas, te imaginabas junto a ellas y te envolvías en su caricia de luz estelar. Las estrellas, Eva, siguen siendo tus vigías y te envían buenas nuevas junto a tus ángeles custodios. Ellos, los ángeles de las estrellas, te recuerdan que vas a experimentar un apraíso donde es posible ser y caminar libremente.
Un paraíso donde las palabras sobran ante la evidencia de los hechos. Ese paraíso que te ha sido designado, te los has ganado gracias a los buenos sentimientos de tu corazón, un corazón altruísta que dolorosamente aprendió a no recibir mucho o nada a cambio de lo que entregaba. Más bien, nada pues estabas tan centrada en dar y darte ue tu corazón se olvidó de reclamar la herencia que debía recoger por propio derecho. Pero tu herencia, Eva, sigue presente en cada latido de despertar y por eso tras el centelleo tiritante de las estrellas, está escrito en palabras de luz tu destino glorioso desde tu humilde posición que está reservada a aquellos nobles de corazón los cuales tan poca comprensión encuentran en su camino. Sin embargo, eso no les supone un obstáculo para adquirir un entendimiento privilegiado sobre el funcionamiento del mundo el cual va a obrar a tu favor.
No dudes, Eva, del amor que te está destinado, el que ahora está envolviéndote el aura, llena de ángeles, diosas, duendes y hadas que juegan con la proyección positiva de tu vibración aúrica y que se alegran por ti, jugando despreocupados y danzarines, en el camino de luz que con sus cantos y risas están sembrando para ti. Tras sus cabriolas, piruetas y sonrisas, los duendes esconden un secreto que sólo tú estás predestinada a descubrir. Ése que a tantos les pasa inadvertido pero que con tu especial y aguda percepción, vas a obtener de manos divinas, acurrucadas en el regazo de la Virgen María, la madrede todos y que tanto te ha consolado desde su elevado y etérica dimensión. Ella te envía sus más sinceros deseos de que sigas tu caminar en este planeta en transformación, por mucho que a muchos les pese, donde hay que avanzar de la locura a la cordura, aunque para muchos esta puerta ni tan siquiera sea avistada o posible, totalmente inaccesible a su mente.
Cruzar el umbral de esa puerta y abrir los ojos a un nuevo mundo despierto es el camino a seguir para ir hacia delante sin sucumbir al falso sueño en el que muchos permaneces prisioneros o sin ganas de salir. Convencerse de que nuestra vibración es tan potente que es capaz de alejar el miedo, la discordia, la ordinariez o cualquier otro acto del ego, es nuestra actual y gran hazaña en la que respetaremos a los que no deseen crecer o avanzar hacia la luz. A ellos les está destinado otro camino diferente al tuyo. Y ya vas notando señales de ello.
La Virgen te abraza y te rodea de su amor de madre para recordarte que su niña de luz está protegida y divinamente guiada por sus dones.
Con cariño,
De tus guías de nacimiento.
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