Testigo silenciosa de ese dolor corporal, compruebas que un grado mayor de tranquilidad debe instaurarse en ti. Es esa tranquilidad que muchos han perdido, aquellos que han arruinado sus vidas. Pero saber sentirse bien es el primer paso hacia la aceptación y posterior disolución de lo que te inquieta.
El entorno también se moldea a tus necesidades y te proporciona ese punto confortable para saber manejarte calmamente.
Cada segundo te pide que lo sientas conscientemente sin juzgarlo. Dejar de juzgar aliviará tu carga y disolverá el dolor lumbar. Todo está como está y todo quedó como quedó. Impertérrita, te te mueves como en una pradera hermosa en algo que para muchos puede parecer superficial o incluso un lodazal pero tú has aprendido a encontrarte en equilibrio y eso hace que confieras un valor inusitado incluso a las cosas inanimadas a las que percibes como seres sintientes. Ellas te lo agradecen y procuran multiplicarse para que todo el confort que precisas se establezca allá donde estés y encuentres en él a un fiel aliado y amigo neutral.
La brisa te recuerda tus estancias de niña en la pradera y esta misma pradera te sigue recordando como la niña alegre y ágil que eras antes de dejar de ser así pero así pero poco a poco vas recuperando tales facultades. Con tus abuelos pasaste momentos dulces, aunque también fuiste consciente de la falta de amor. Liberarla te sirvió para dejar de sufrir situaciones que no te pertenecen y que otros han dejado pendientes, aunque tú con tu actitud has contribuido a sanar y a cerrar. Y es que en el mantel de la vida hay muchos remiendos que siempre otros pueden coser con más destreza y mayor acabado. Como has podido, has ido elaborando tu traje y aunque no lo creas, va a convertirse en un traje de cuentos de hadas donde la ligereza, la magia y la presencia del ser van a encandilarte.
Vives en tu bóveda de paz y te adhieres sólo a lo parejo a tu vibración. Todo aquél que sea diferente va a ser ahuyentado de tu radio o campo de energía.
Visualiza tus músculos llenos de luz, fuerza y elasticidad y sosteniendo tu mundo en el equilibrio para el que fuiste diseñada, en la armonía de de diosita que fuiste desde niña. Tus músculos son elásticos y fuertes y no ceden a la presión. Al contrario, la miran retándola seriamente y éste queda allí, retenida, hasta que es anulada. Recuerda tu diseño original: era perfecto y contémplalo,r esurgiendo de forma natural y perfecta.
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