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viernes, 28 de junio de 2013

Canalización de las hadas

Las cartas que debes dibujar ahora para tu tarot de hadas son: el hada sembradora de karma, el hada recolectora de karma, el hada de la resistencia (generadora de más karma), el hada del cambio (de algo que depende de mí), el hada de la aceptación (de algo que no depende de mí), el hada del aprendizaje, el hada del entendimiento.

Posteriormente, te iré soplando más tipos de hada que debes dibujar como modo de comprender las emociones, aligerar karma o carga, acceder al conocimiento de las leyes del Universo para alinearte plenamente con tu misión y traer el mundo de las hadas a la Tierra.

Animales te guiarán en tu propósito para que conectes con el juego, la conciencia presente y la de la protección. Además, otros maestros como tú vendrán a tu encuentro para recordarte el potencial del que eres capaz.

Alcanzarás la total libertad de la conciencia, elevándote serena y luminosa como las hadas y regresando victoriosa a tu mundo perfecto tras haber rallado la perfección en el actual.

El conocimiento de ti misma te conduce al amor por ti y a la comprensión del modo de actuación de los demás para sintonizar y tocar con tu varita mágica los aspectos sobre los que ellos deben tomar conciencia para ser lo que han venido a ser.  Recordando tú puedes ayudar a recordar a los demás, a los que estén preparados para eso. Aquellos que no lo estén, seguirán sembrando y recolectando karma sin siquiera tratar de entender qué les sucede por lo que su actitud de resistencia les acarreará más carga. Esto te recordará que tú no generes más karma en lo que te resta de existencia, independientemente de la actitud de los demás que ya dispondrán de más oportunidades para aprender y reparar pues todos somos obreros y maestros y, para llegar a ser maestro, antes hay que haber sido obrero y haber arreglado lo que previamente rompimos o dañamos. 

Cada vida en otros planos se juzga con amor pero el amor no debe confundirse con las acepciones erróneas que se le aplican al planeta Tierra, esto es, el amor no es sometimiento, ni responder a las expectativas ajenas ni dejarnos manipular por engañosas palabras. El amor es responsabilidad y compromiso hacia la propia misión del alma. Para ello debemos escuchar a los que la complementarán o nos ayudarán a completar y desechar con respeto a los que interfieran en ella. 

Respeto implica marcar límites y defender nuestra autoestima pero nunca hacerlo con malos modos ni tomando venganza con malas artes y aunque otros tomen un modo de actuar agresivo o desagradable como bandera, nosotros trataremos de no imitarlos, de hecho, no imitar a nadie pues eso nos impide ser nosotros mismos pero sí podemos aprender o tomar ejemplo de formas de vida elevadas o de personas que actúan con el corazón las cuales contribuirán a elevar nuestra vibración.

Alguien que no nos escuche cuando nos defendamos honestamente y siga causándonos dolor, a no ser que nos esté dando una lección, generará un karma que luego nos deberá. Sin embargo, el dar una lección debe circunscribirse a este hecho en sí y una vez dada, no debe el dador seguir recreándose en el tema pues, si lo hace, pasará de cobrarse el pago adeudado a crear un nuevo pago. Así pues, es el karma complicado y sencillo a la vez, una maraña de redes que tiene en cuenta muchos aspectos. El error es sentir resentimiento u odio cuando alguien nos daña pues ese resentimiento experimentado durante largo tiempo carcome el alma e impide su crecimiento y por  tanto la aceptación, perdón o dejar marchar y comprensión. Así pues, en este caso se generaría una doble situacion de karma, por un lado, del dador que se excede más allá de la lección que imparte, convirtiéndose en tirano, y por otro, su receptor que con su resentimiento adopta el papel de víctima que impide la aceptación que disolvería la situación.

Aceptar que otros no cambiarán es reconocer nuestro propio papel de cambio, el cual siempre empieza por una poderosa actitud interna para encontrar nuestra paz y fortaleza, reconocer el ahora y modificar perspectivas. Esta toma de conciencia de nuestro rol interior acabará transformando la situación  y afectando nuestro karma y el karma de los que están a nuestro alrededor, les guste o no, pues unos estamos conectados con otros y eso contagia a todos los hechos que acontecen a nuestro alrededor. El karma positivo recibe el nombre de dharma.

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