Canalización de los guías

Dulce Eva:

Arráigate al ahora como si fueras el robusto tronco de un roble para tomar lo mejor del alimento que te proporciona la Madre Tierra. Hoy los tímidos rayos del sol te calientan la espalda y te reconfortan el alma. Tus duendes están revoloteando a tu alrededor, trazando nuevos caminos para ti, nuevos inicios. Ellos te quieren y desean verte sonreír. Saben que estás ávida de felicidad y que te mereces nuevas sorpresas que hagan bailar a tu alma.

Siéntate en la calma de la penumbra y celebra en tus pensamientos la vida, lo hermoso, lo sencillo. Así en tu mente te reorganizas para que la vida a su vez se reorganize ante ti y premie tu actitud de dicha.

El sol acaricia los estambres de las flores, mientras la brisa juguetona llega a ti para anunciarte que lo bueno está por llegar y que lo recibas con la sonrisa del corazón. Los avatares nos hacen fuertes, comprensivos y sabios pero en la dualidad las facilidades deben suceder al igual que lo hacen las dificultades. Abrirse y reconocer la luz divina en todo lo que te rodea, te llevará a darle la mano a esa divinidad que todo lo impregna y que da forma a la luz del alma. Irradias luz angélica allá donde vayas y ésta te bendice con amor incondicional.

Quédate calladita en tu rincón y siéntete adentro, enormemente bendecida porque tus duendes y hadas te abrazan desde lejos para enviarte besos y regalos. La varita mágica de la magia se agita a tu alrededor para que tus alitas puedan extenderse y llevarte lejos. Dulce y agradecida, sabes que la vida te colma de bendiciones y que el milagro es tu aliento divino.

El halo de la luna llena empapa tu corazón de tesoros incondicionales que te alcanzan serenamente para impregnarte el alma de plenitud y libertad. Te sientes tú misma, sola y acompañada de tus incondicionales amiguitos que te guiñan el ojo, atentos a tus movimientos.

Toma dulce de leche para complacer a tu niña interior y abrir nuevos canales que endulzarán tus instantes. Cántale (a tu niña) y arrópala con amor porque sentirse querida es lo que más desea de ti. ¿Recuerdas esos pastelitos que ella comía de niña? ¡Le encantaba engullirlos y saborear el sabor de azúcar, cuando aterrizaban en su paladar! ¿Por qué no compartís ahora esos instantes de antaño? ¡Traélos a tu realidad! Mi niña, tus duendes sabemos de tus sueños y de tu necesidad de ser respetada y disfrutar de las alas de la libertad y la providencia o suministro diario. A ti los llevamos.

Con amor de tus duendes.

Para Eva.

Autora texto: María Jesús Verdú Sacases  
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