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jueves, 23 de octubre de 2014

Charlas sobre el karma


Me has llamado y aquí estoy. Te he dado prueba fehaciente de ello a través del reino animal volador.

Recalcamos las faltas de los demás sin ser conscientes de las nuestras, pero si en nuestro quehacer no ejercemos alguna falta que achacamos a alguien por inflingírnosla, una vez advertido éste sin mostrar consideración hacia nosotros, le supondrá una acumulación de karma que recibirá multiplicado en una próxima experiencia de apercibimiento por parte del Universo. La queja o lamentación ante este apercibimiento o aviso en lugar de su toma de consciencia o de ejercer la responsabilidad que le corresponde, continuará suponiéndole a este individuo acumulación de más karma. Es por esto que las personas charlatanas, victimistas o que gustan de la crítica o burla van a sufrir en sus carnes dichas actitudes por parte de otros, para que puedan comprenderlas y equilibrarse en el camino del alma. Y no sólo ellas acumularán karma en dichas situaciones, sino también aquellos que apoyen dichas actitudes dañinas como aquellos que traten de consolarlas o arbitrarlas a conveniencia, ejerciendo de falsos jueces o falsos salvadores, incluso aquellos que resuelvan por ellos mismos la situación que correspondería resolver al infractor. Por eso debes comprender que la compasión requiere firmeza y neutralidad con estas personas, de habilitarles los medios, si ello resultara posible, para que resuelvan lo que les corresponda, de aconsejarlas, si lo solicitan, pero nunca aconsejar o advertir sin ser preguntado (a excepción de situaciones extremas que dañen la integridad) pues ello es una forma de forzar situaciones o bien de tener un ánimo de protagonismo o de manejar, inmiscuirse o influenciar a alguien para confundirlo (fruto de la propia confusión). Por eso, hablar poco o sólo lo necesario es una virtud que nos aligerará karma. De hecho, charlar demasiado supone de por sí una acumulación de karma.

Una persona que evita sus responsabilidades, tambíén acumulará karma en el sentido de evitar las oportunidades que puediera haber tenido o disfrutado si hubiera hecho frente a sus responsabilidades con determinación en el momento en que se presentaron. La frase al respecto que te brindo es: 

"Evita tus responsabilidades y también evitarás las mejores oportunidades."  

Cuando alguien nos da una lección, debe de hacerlo en el justo equilibrio pues si se excede, entonces, ese exceso también le supondrá una acumulación de karma. Por eso, resulta adecuado no dárselas de maestro y de predicar no necesariamente con la palabra, sino con el ejemplo y, sin pretenderlo nosotros, aquellos que lo reciban, seguirán nuestros pasos por propia voluntad o por imitación. Además, predicar o sermonear a alguien, cuando en la misma situación sobre la que se le alecciona o similar situación, el predicador no actúa de la misma forma en que aconseja o instruye a los demás, supone una falta de coherencia para el predicador y cualquier falta de coherencia infringe el equilibrio justo, la mesura justa y por tanto supone para ese predicador una acumulación de karma.   

A lo mejor alguien actúa con nosotros de forma que la juzgamos como lamentable o mezquino, y ése alguien pudiera ser que nos esté dando o retornando una lección que nosotros mismos le dimos en demasía en otra época o le causamos un daño antaño que hay que reparar, pero debe de retornárnoslo en su justo equilibrio, en la justa medida, si no quiere que una sucesión de karmas le afecte a él y después a ti y así sucesivamente hasta que uno de los dos aprenda o aprendáis los dos. Sólo con que uno de los dos aprenda, éste conseguirá detener el ciclo de karmas por esa cuestión respecto a uno mismo, que, por ende, podrá seguir con el otro hasta que también aprenda.   

Debemos preguntarnos qué nos enseña cada situación sobre todo las que nos duelen y entender que allá donde menos lo esperemos, habrá un maestro que nos hará ser diferentes. Encontrarás sabiduría en el reino animal y en los jóvenes, los cuales tienen mucho más potencial y humanidad de lo que crees. También la encontrarás en la firmeza y la neutralidad de los adultos que han curtido su alma en el transcurso de las vidas, han clarificado sus ideas y no se dejan seducir o engañar. 

Admiras en los demás sus sabias reacciones y sobre todo sus cabales e inteligentes respuestas y yo te digo que tú también las tienes y que con el tiempo aflorarán de forma natural. No eres tan débil como supones. Has adquirido fortaleza para superar obstáculos pero debes tomar conciencia de dicha fuerza y dejar cualquier patrón de victimismo o lamentación por lo que fue. Cuando esa fuerza haya cobrado vida en ti en su totalidad, entonces no te dejarás influir o afectar por esa pesadumbre de los demás (que te resultan cargosos), fruto de su pobreza emocional que los obliga a a desear un rol protagonista en todo lo que ejercen y a dejarse notar para satisfacer a su ego.

Autora texto: María Jesús Verdú Sacases
Texto inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual 

        

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